Transcurridos más de seis años de intenso trabajo, habiendo realizado talleres y charlas en escuelas, jornadas, congresos, espacios públicos, etc, nos reconocemos como un grupo cuya cohesión se basa en la pura praxis. Retrospectivamente comprendemos nuestra línea de trabajo guiada por nuestros ideales, y es sólo a posteriori que nos hemos reconocido en diversas teorías nuestramericanas. Nuestro nombre y apellido es “Choiols, astronomía a ras del suelo”, y hoy podemos identificarnos y resignificar: nuestra mirada desde el suelo con la invitación de volver a domiciliarnos de Rodolfo Kusch; la propuesta de entendernos en la cima del mundo con la descolonización de la mirada de Milton Santos; la salida del modelo heliocéntrico como explicación única con la hybris del punto cero de Santiago Castro Gómez; la dinámica de cuestionar con la pedagogía de la pregunta de Paulo Freire.
Hoy entendemos que los mapas no son ingenuos ni inofensivos, y que el globo terráqueo se sostiene en esa posición inclinada sólo por la fuerza de la costumbre. Distinguimos entre la representación, como los modos técnicos de presentar de diferentes maneras al mundo, ya sea en forma de mapas con sus proyecciones o globos terráqueos, y la imagen-mundo que cada quien construye subjetivamente de su espacio y el mundo en el que habita. Entendemos que la representación establecida hegemónicamente y con carácter de pensamiento único, fortalece la construcción de una imagen-mundo en particular, con lo cual no es sorprendente que se asocie norte con arriba y centro con Europa. Cambiar el mapa es cambiar la imagen-mundo, y cambiar la imagen-mundo es el inicio de cambiar el Mundo.
Hoy podemos entender que ese grupo de personas que en el 2012 se juntaron en una plaza sin tener muy en claro el por qué, estaba siendo atraído por el rechazo a un conjunto de modelos instaurados y naturalizados, que sostienen un mundo construído por otros y centrado en otro centro, haciendo o pretendiendonos hacer creer que el “norte está arriba” y somos nosotros los que vivimos en la parte devaluada del mundo. Hoy nos encontramos en la necesidad de construir nuestros propios conceptos para poder hablar de aquello que estuvo silenciado. Hablamos de la cima del mundo, hablamos del nortearribismo imperante en las escuelas, en los noticieros, en la publicidad; hablamos de noreurocentrismo y de astronomía para la emancipación.
En aquel entonces éramos unos, un ser cada quien, no un nosotros. Éramos ‘Forasteros’ en nuestra propia tierra, éramos errantes.
Hoy entendemos que el noreurocentrismo es una trampa epistemológica de la que se sale sin ir a ningún lugar, sino simplemente comprendiendo que estamos donde siempre debimos estar, en nuestra Tierra. Abandonar el noreurocentrismo, para nosotros, es quedarse en América. Es no ir a ningún lado, ya que siempre estuvimos aquí.
Entendemos a la emancipación del sujeto no desde la soberbia de creer en jaulas que deben ser abiertas para que el sujeto enjaulado siga nuestros pasos, sino como la posibilidad de empoderar al Otro para que reconozca que está donde siempre estuvo y que ese es su mejor lugar: la cima del mundo.
Sin seguir modas pedagógicas impuestas, empezamos a trabajar desde el hacer con una perspectiva crítica, repensando el rol de la pregunta como recurso didáctico. Estamos convencidos que las aulas deben estar llenas de preguntas y que los docentes tienen que tener la valentía de preguntar hasta aquellas cosas que no saben, por dos motivos: primero, porque la cantidad de información acumulada hasta nuestra época es tan enorme que no se puede pretender que un docente la gobierne. En segundo lugar porque si las preguntas que formulan los docentes son sólo aquellas de las que ellos mismos tienen las respuestas, el estudiante está condenado al fracaso, ya que la única forma de responder adecuadamente será posible solo si previamente a preguntar se le dio la respuesta, y el único sentido pedagógico que pueda tener esto es reproductivista.